Fantasía
Me dijo que sí. Yo no salía de mi asombro y, a la vez, la emoción inundaba todo mi cuerpo. Cuando llegué aún no estaba muy segura de pedírselo, no quería que pensara mal de mi. ¿Qué se iba a imaginar? Por eso cuando accedió, un tanto divertido debo añadir, me relajé un poco. Al parecer el quería innovar tanto como yo. Nuestros encuentros, si bien divertidos y satisfactorios, se habían convertido poco a poco en una rutina. Y yo estaba desesperada por salir de ella. Yo estaba preparada. Ató mis manos como un experto. Lo hizo suave, delicado y fuerte al mismo tiempo. Su destreza me causó curiosidad, pero no hice ningún comentario. Me deleitaba con las sensaciones. Cuando terminamos, le pedí algo adicional... pero él tenía otros planes en su mente...