Encerrada
Creo que para él era más un juego que un experimento. Me dejó sola, encerrada. ¿Qué se suponía que debía hacer? Al principio la desesperación se apoderó de mi. Mis intentos por salir de aquella habitación eran inútiles. No había salida. Una música suave inundó el lugar. Era tranquilizante, a pesar de todo. Un instante después, un olor dulce, mezcla de flores y esencias, se percibía en cada rincón. Mis sentidos estaban al máximo... lentamente empecé a dejarme llevar por la música. Una sensación extraña se apoderó de mi, y decidí olvidarme de todo. Disfruté de mi cuerpo como nunca antes lo había hecho. Era yo conmigo misma. Estaba tan sumida en mis propias emociones, que no me di cuenta de la pequeña luz roja que titilaba en un rincón de la habitación...